martes, 3 de octubre de 2006

El hombre de mi vida..

El hombre de mi vida me ha dejado. Despu챕s de treinta a챰os de desvelos, de darlo todo por 챕l, de esperarlo despierta cuando sal챠a con los amigotes, se ha ido de casa. Y no es que se haya ido con otra, que eso lo entender챠a. 징No! Encima tiene la poca verg체enza de decirme:

 - Mamá, es que necesito espacio. Ya soy mayor. ¡Mayor! Pero ¡징쩔d처nde va esa criatura con 30 a챰itos?!!?? Ahora, que yo se lo he dicho, eh?? - Parece mentira, dejarme tan pronto, hay que ser mal hijo... Y me dice:

 - Pues Jesucristo se fue de casa con 30.

 - ¡Y mira cómo acabó! ¡No llegó a los 34! En fin... Ya lo voy llevando mejor... Pero el día que se fue, yo creí que me daba algo. El niño allí, recogiendo sus cositas. Cuatro chorradas, porque... ¿Qué se va a llevar el pobre, si no tiene nada suyo? Pues todo lo nuestro. Pero fui yo la que se lo dije:

 - Anda, tonto, llévate la tele pequeñita... y la minicadena... y el DVD... y ¡la lavadora! Pero es más bueno! Ah챠 ya me dijo:

- No, mam찼, la lavadora, no... que no tengo ascensor. Ya me la traes t첬 cuando vengas a verme. 징Mi ni챰o! Menos mal que no tengo tiempo de pensar en 챕l, porque estoy todo el d챠a ocupad챠sima haciendo croquetas para mand찼rselas. Que si no, se pasa la vida llamando a Telepizza. Y cuando estoy liada en la cocina, mi marido viene por detr찼s, como un ni챰o chico, a robarme las croquetas. Y yo:

 - ¡Deja eso ahora mismo! ¡Que son para el niño!

 - ¿Y yo qué ceno?

- 징Pues yo qu챕 s챕! 징Llama a Telepizza! Pero luego me da pena, el pobre... que, al final, siempre le digo:

 - Andaaa... déjalo... Ya llamo yo: ¿margarita o cuatro quesos? Bueno, y me he comprado un móvil, que puedo hablar con el niño el tiempo que quiera por cinco euros. Eso sí, sólo podemos hablar de ocho a diez, como en la cárcel... Pero, a veces, no aguanto más y lo llamo fuera de horario, a escondidas de mi marido. Que parece que tengo un amante:

 - Cariño, te tengo que dejar, que ha llegado papá. Y cuando mi marido me pilla:

- ¡Ha llamado él, ha llamado él! Venga, rey, anda, no seas bobo.... ya te llamo yo luego... Huy... qué mimoso está... Éste en dos días está aquí, ¿eh Manolo? Pero, por fin, cuando dan las ocho, y ya puedes hablar con él, libremente, de todas vuestras cosas... - Hola lechoncito, soy mamá... ¿Qué tal el día?? - Bah... - ¿Qué haces? - Pssss... - ¿Has cenado ya?? - Pschá... - Bueno, no tienes ganas de hablar, no?? - Bah... - Bueno, pues adi처s. 징Manolo, el ni챰o me ha colgado el tel챕fono! Y mi marido:

- Cari챰o, es que te pones muy pesada...

- 징Ahhhh! 쩔Pesada yo? 징Pesada tu madre, que hay que ir todos los a챰os a ponerle flores! Al principio no te atreves a tocar nada de su habitaci처n, porque tienes la esperanza de que tu hijo se d챕 cuenta de que no puede vivir sin ti y vuelva. Pero la semana pasada... abr챠 los ojos. Le llamo, y me sale una voz de mujer:

- 쩔Diga?

 Y colgué inmediatamente. Volví a marcar... y ya me sale el niño. Y le digo:

 - Oye, ¿quién era ésa? Y él: - Una amiga - ¡Ay, menos mal! Creí que era otra madre... Bueno, ¿y qué estáis haciendo?

- Pues nada, comiendo... - 징Ah, muy bonito! 징Yo todo el d챠a encerrada en la cocina para que venga una guarra cualquiera a comerse mis croquetas!

 - No, si ella no come, no le gustan...

- Ah, 쩔no le gustan? M챠rala, qu챕 fina... Ah챠 me enfad챕 tanto que decid챠 hacerle caso a mi marido y convertir la habitaci처n del ni챰o en el cuarto de la plancha. Y me pongo all챠 a organizar el altillo... sus libros, sus c처mics, sus revistas porno... Y de pronto, me dije: "쩔A ver si las va a necesitar?" Claro, porque cualquier pretexto es bueno para ir a ver a tu hijo... Pero, de repente, encontr챕 la excusa perfecta: su ajedrez del centenario del Real Madrid. Con el sacrificio que hizo para reunir las piezas, 징que estuvo un mes comprando La Raz처n...! As챠 que ald챠a siguiente le llev챕 un pe처n... Al otro, un alfil... Al otro, una torre... Y 챕l: - 쩔Pero no me puedes traer todas las fichas a la vez? Y yo: - Ah... es que como te hizo tanta ilusi처n reunirlas por entregas... Y mi marido se hace el duro, pero tambi챕n tiene sus sentimientos, 쩔eh? El otro d챠a fui yo quien le pill챕 a 챕l hablando con el ni챰o fuera de horario, y con una voz de angustia le dec챠a:

- Hijo m챠o... 징m찼ndame una croqueta...!

Ahí me di cuenta de que me estoy pasando... Que hay un montón de experiencias nuevas que vivir con mi marido. Así es que voy a empezar a disfrutar de esta segunda luna de miel. Voy a ver si lo animo, y nos vamos juntos a... llevarle la lavadora al niño. Y así el pobre prueba las croquetas, que está tan flaquito que parece que el que se ha independizado es él.  


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